Por qué necesitamos hablar de emociones desde la primera infancia
En un mundo donde lo urgente a menudo le gana a lo importante, hablar de emociones en voz alta —y desde que nuestros peques están chiquitos— es casi un acto de amor revolucionario. En Fun4House, creemos que cada niño tiene derecho a sentirse visto, escuchado y comprendido. Por eso, una de nuestras rutinas favoritas, tanto en casa como en la escuela, es el Círculo de las Emociones: un espacio diario, breve pero poderoso, para que los peques puedan nombrar, compartir y regular lo que sienten 🌈.
Este ritual cotidiano nace del corazón de nuestra Filosofía CRECE (Criando con Amor, Respeto, Emociones, Conciencia Crítica, Creatividad y Empatía hacia la paz), y es una herramienta clave para cultivar seguridad emocional, vínculos afectivos y convivencia pacífica en comunidad.
¿Qué es el Círculo de las Emociones?
El Círculo de las Emociones es una rutina lúdica y consciente que se realiza al iniciar (o cerrar) el día, en la que niños y adultos se reúnen en ronda para compartir cómo se sienten. Puede ser en familia, en un daycare, o en un salón de clase. Es una práctica de juego con propósito que fortalece habilidades socioemocionales desde la infancia y que conecta con nuestros pilares CRECE.
En este espacio, generamos propuesta provocadores, a través del arte; títeres, objetos transicionales (su peluche preferido por ejemplo), juego de roles, música, algunos creados por los niños y las niñas; para que en compañía de sus familiares o cuidadores puedan expresar sus emociones básicas de alegría, tristeza, enojo, miedo y sorpresa.
En Fun4House, el rincón del círculo de las emociones; lo adaptamos a la edad y estilo de cada y forma de ser de cada peque.
¿Por qué es tan poderoso?
Nombrar lo que sentimos no es un acto menor. En realidad, es el primer paso para autorregularnos, empatizar con otros y tomar decisiones con conciencia. Este pequeño ritual cotidiano tiene beneficios gigantes:
- Desarrolla vocabulario emocional: los niños aprenden a ponerle nombre a lo que sienten (¡y lo que sienten los demás!).
- Fomenta la empatía: al escuchar cómo se siente otro, los peques aprenden a ponerse en su lugar y a validar sus emociones.
- Regula conductas difíciles: cuando hay espacio para expresar tristeza o rabia, disminuyen los berrinches, mordidas o peleas.
- Fortalece los vínculos: papás, cuidadores y educadores se conectan emocionalmente con los niños desde la escucha activa.
- Promueve la cultura de paz: el círculo no solo calma, también previene violencias, modela respeto y enseña a convivir en armonía.
¿Cómo hacerlo en casa?
¡Es más fácil de lo que parece! Aquí te damos una guía rápida para aplicar el Círculo de las Emociones en tu rutina familiar:
- Elige un momento tranquilo del día. Puede ser al despertar, después de la merienda o antes de dormir.
- Usa recursos visuales. Puedes crear un “semáforo emocional”, un tablero con caritas, o usar peluches con emociones.
- Comienza tú. Di cómo te sientes y por qué. Modela la expresión emocional con frases simples como: “Hoy me siento un poco cansado porque dormí poco”.
- Invita a tu peque a compartir. No lo obligues. Si solo quiere señalar una carita, también está bien.
- Valida sin corregir. Si dice que está triste, no lo animes a “ponerse feliz”, sino a explorar por qué está así y cómo podría sentirse mejor.
- Ofrece estrategias de regulación. Un abrazo, una respiración profunda, ir al rincón de la calma o cantar juntos pueden ayudar.
¿Y en la escuela?
En contextos educativos, el círculo puede hacerse en grupo al iniciar la jornada. Aquí en Fun4House lo usamos así:
- Se sientan todos en ronda (adultos incluidos).
- Cada niño tiene un turno para señalar su emoción del día.
- El adulto escucha, nombra, valida y conecta (“Veo que estás feliz porque jugaste con tu mamá esta mañana. ¡Qué bonito!”).
- Se pueden usar cuentos breves, canciones o títeres para facilitar la expresión.
- En algunos casos, se documentan las emociones colectivas para observar patrones o acompañar mejor al grupo.
Esta práctica también nutre la documentación pedagógica (inspiración Reggio Emilia), que visibiliza el sentir de los niños y permite ajustar las experiencias a sus necesidades emocionales.
Ejemplo real de Fun4House
Una mañana, en uno de nuestros rincones, un niño de tres años dijo “Estoy bravo con mi hermana”. En lugar de corregir o ignorar, la educadora respondió: “¿Quieres contarme por qué?” Luego, el niño explicó que su hermana le quitó un juguete. Se validó su emoción, se exploraron soluciones (“¿qué podemos hacer cuando alguien nos quita algo?”) y se terminó con un abrazo simbólico.
Este tipo de interacciones no solo fortalecen la autoestima, sino que enseñan habilidades como la resolución pacífica de conflictos y la comunicación no violenta.
Conexión con la pedagogía de las emociones
Este enfoque está profundamente alineado con la propuesta de la Dra. Bibiana Rubio Saavedra y su pedagogía de las emociones para la paz. Según sus investigaciones, al crear espacios seguros donde las emociones pueden ser pensadas, nombradas y transformadas, estamos construyendo ciudadanía desde la infancia y promoviendo bienestar emocional y salud mental en casa y en la escuela .
En el círculo, los niños ejercitan su imaginación moral (entender el mundo emocional del otro), su capacidad de deliberar y su agencia emocional. Así, vamos sembrando semillas de paz cotidiana.
Cierre: emociones, crianza y comunidad
Integrar el Círculo de las Emociones en la rutina no es solo una técnica: es una decisión pedagógica y amorosa que transforma ambientes y relaciones. No importa si lo haces con dibujos, con cuentos o con una simple pregunta cada noche: “¿Cómo te sentiste hoy?”. Lo importante es sostener el hábito y acompañar con empatía.
En Fun4House creemos que cada día es una oportunidad para cultivar paz desde el juego, la palabra y el afecto. Y el círculo es una herramienta accesible, potente y profundamente humana para lograrlo.
¿Te animas a probarlo?
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