Libro Educación para la Paz

Este libro es producto e inspirado en mi tesis doctoral, Summa Cum Laude, “La escuela como experiencia: Emociones políticas, imaginación moral y ciudadanías para la paz”. Investigación que se convierte en una Propuesta para la salud mental y el bienestar emocional en la escuela.

Obra que cobra fuerza aún en tiempos de crisis, de emergencia, de Pandemia como el que estamos viviendo; se habla de una escuela que construye ciudadanía; como centro de innovación y transformación continua de procesos de conocimiento y aprendizaje. Brinda en momentos como éstos, elementos para articular a la escuela, la comunidad y la familia en torno a la creación de espacios que desde la reflexión de las emociones e interacciones que acontecen en los dos entornos, el diálogo de saberes, se cuente con el apoyo afectivo para afrontar la emergencia, la alternancia, las formas de relacionarnos desde el cuidado y la protección.

El libro articula aspectos psicológicos, pedagógicos y sociales, brindando esta investigación un aporte original en estas tres disciplinas. Le enseña a la psicología clínica de orientación psicoanalítica, como al investigar se puede trascender de lo psíquico individual hacia lo social. A la sociología la invita a tener en cuenta el papel de las emociones políticas y al mundo psíquico individual en los diferentes ámbitos de su quehacer. Siendo el mayor impacto en el campo pedagógico de las emociones, en la construcción de una pedagogía para la paz y en una concepción de escuela que construye ciudadanía, cuya filosofía esta orientada hacia el fortalecimiento de los derechos de los niños y de las niñas, en el contexto escolar, el bienestar emocional y salud mental en la escuela.

La educación, en términos de la autora, es un objetivo y constituye uno de los principales terrenos que suponen una oportunidad y un compromiso en la conformación de una simpatía y una cultura política de las emociones apropiadas, y en los que se desalentará la adopción de formas inapropiadas de odio, discriminación, estigmatización, envidia, asco y vergüenza.

Con base en la educación necesitamos trabajar por una sociedad más incluyente, pues se trata de reparar y no repetir en el contexto educativo el modelo de violencia expresado en la discriminación, en la intolerancia, en la vulneración de los derechos, en el tratamiento de las diferencias, en las experiencias de pérdida de relaciones sociales y afectivas, en la precariedad de la democracia y en las salidas represivas para abordar conflictos sociales tales como la corrupción, el racismo, la exclusión, la inequidad y la desigualdad…

Además de hacer un análisis critico de la educación en Colombia, este libro propone una concepción de escuela que construye ciudadanía, a través de una filosofía orientada hacia la paz, generando un mayor impacto en el campo pedagógico de las emociones, un vinculo emocional con el conocimiento, no como un fin, sino como un proceso de construcción colectiva. Situada en el desgarrador contexto del conflicto armado en Colombia y las huellas que a su paso fue dejando en los cuerpos de los niños y niñas expuestos a múltiples expresiones de violencia, este libro sitúa su pregunta de estudio en lo que esta guerra ha negado en las infancias y el modo como ha herido y ha vulnerado a los sujetos de la Escuela.

Siendo que, se habla de una educación para la paz que vele por los derechos de los niños, y las niñas, la tolerancia hacia la diferencia, la compasión, la convivencia pacifica donde impere la democracia, la participación ciudadana, en Colombia, nos encontramos ante una escuela en la que impera la falta de articulación entre el diseño curricular, la educación desde una pedagogía de las emociones en el plan de estudios. Hecho que dificulta la relación entre el pensamiento y la emoción, obstaculizando el reconocimiento de la educación como un proceso caracterizado por fenómenos emotivos.

Hay una ausencia de investigaciones y propuestas de una verdadera pedagogía de las emociones en el contexto educativo. Una escuela y una sociedad que en muchos casos reproduce el modelo de violencia que impera en el contexto social y vulnera los derechos de los niños y de las niñas; una escuela que poco consideran las emociones en el contexto escolar para ser pensadas y usadas para crear capacidades, desarrollar el potencial de los estudiantes, y construir ciudadanía. Es una apuesta que invita a ir al encuentro entre el pensamiento y la emoción, reconociendo que la educación es un proceso caracterizado por fenómenos emocionales, y de la importancia de ubicar las emociones políticas en el contexto de la intersubjetividad, de la relación con los otros.

Se habla de una pedagogía de las emociones y de una educación para la paz centrada en la convivencia, el diálogo de saberes entre actores de diversos contextos y territorios (lo privado y oficial), que equipe a los niños y niñas desde temprana edad para lidiar con sus emociones; pensar críticamente la realidad y encontrar formas de cambiarla y transformarla; ser empáticos, respetuosos en la diferencia y compasivos. Asumirse como ciudadanos, sujetos y actores políticos con un sentimiento nacional propiciando soluciones de contexto; imaginando desde la ética, la equidad, la justicia social mundos posibles que promueva la superación de las desigualdades en el contexto educativo. En el contexto escolar, en el de la pedagogía de las emociones los alumnos podrán hacer parte de proyectos valiosos, imaginar posibilidades que mejoren el mundo, que impliquen un sacrificio y un avance hacia la mejora de enojosos problemas sociales, y llevarlos a la práctica. Podrán así́manifestar sentimientos de generosidad extensivos a los otros y a toda la humanidad. Luego, el fortalecimiento de un sentimiento nacional desde una temprana edad puede desempeñar un papel valioso, esencial en la creación de una sociedad decente en la que la libertad, la justicia y la igualdad de oportunidades estén verdaderamente al alcance de todos.

Promover la salud de la sociedad y sentar las bases de un mundo multicultural en el que valga la pena vivir, con personas capaces de ver y comprender a los otros seres humanos como entidades en sí mismas, merecedoras de respeto y empatía, que tienen sus propios pensamientos y sentimientos, y son capaces de superar el miedo y la desconfianza en pro de un debate signado por la razón y la compasión; implica que las escuelas revisen y transformen sus practicas pedagógicas; que se convierta en un espacio que impulsa la enseñanza de las humanidades, las lenguas, la historia, el arte y las disciplinas a través del pensamiento critico. Así́ como el desarrollo de capacidades de los estudiantes, la creatividad, la autonomía, el análisis, la resolución de problemas, la interpretación de imágenes visuales y la reflexión sobre el sentido de lo que aprenden.

La propuesta de este libro, junto con su apuesta, reflexión metodológica situada, podría ser replicado en distintos contextos de Colombia y de otros países del Sur y a nivel global. (educación formal – no formal, en espacios y colegios, urbanos y rurales, privados y oficiales, laicos y confesionales.